Sexología clínica
La sexualidad es un componente clave de nuestra existencia y bienestar y, por ende, se debe ejercer como una actividad lúdica y relajante, que fomenta la sensación de satisfacción en la pareja.
Sin embargo, esto no siempre es así. Hay ocasiones en que los miembros de la pareja se comportan con distancia, vergüenza, temor, lo que suele llevar a un deterioro en su comunicación. No se atreven a expresar claramente su deseo, sus sentimientos y emociones, lo que esperan del otro, lo que les disgusta. Se malinterpretan mutuamente y se quiebra la comunicación, algo tan necesario para una conducta sexual satisfactoria. A veces, no pueden hablar sin discutir. Otras, para evitar el conflicto recurren a la incomunicación y ésta afecta también a sus relaciones sexuales. Cuando esto sucede, aparecen las disfunciones sexuales.
Lo anteriormente expuesto sitúa la causa de los trastornos sexuales en lo psicológico o funcional. Así, el sexo es todo cerebro. Nuestro principal órgano sexual es…la cabeza. Así, la mayoría de las disfunciones sexuales tienen su origen en los comportamientos psicoafectivos y sociales. En pocos casos, son debidos a un problema orgánico. Sin embargo, conviene dilucidar la causa antes de iniciar un tratamiento sexológico, acudiendo a un urólogo o a un ginecólogo, con el fin de descartar la posible aunque infrecuente causa física. Una vez descartada esta última, está bien indicada una terapia sexual.
Es sabido que el estrés, el cansancio, un estado de ánimo deprimido, algunos medicamentos, y ciertos factores ambientales, pueden producir asimismo una disfunción sexual.
El objetivo de una terapia sexual es mejorar el desempeño sexual del sujeto, logrando unas relaciones íntimas satisfactorias. Para este fin, se restablecerá la comunicación eficaz de la pareja, se informará de aquellos aspectos sexuales de los que se tenía una noción errónea o escasa, y se les pedirá que realicen –fuera de las consultas- ciertas tareas sexuales específicas.
Una terapia sexual también sirve para salir reforzado y renovado en los hábitos sexuales propios, así como para la prevención de trastornos sexuales, y la eliminación de mitos y falacias sobre la actividad sexual.
La terapia sexual como instrumento terapéutico, debemos enmarcarla dentro de las psicoterapias breves. Suelen ser terapias de entre 10 o 14 sesiones en la mayoría de los casos, y con una frecuencia asistencial de una visita semanal o quincenal.
Son inherentes a una terapia de pareja sexológica algunas técnicas de relajación, así como la dedicación personalizada en casos de conflictos relacionados con la adicción al sexo, la identidad de género, la identidad sexual, las consecuencias emocionales de haber sido abusado sexualmente, o las dudas sobre cómo debería ser la vida sexual de uno.
La terapia sexual podrá llevarse a cabo de manera individual o con ambos miembros de la pareja, según se tenga o no pareja estable. En ambas modalidades, se suelen obtener unos resultados eficaces, en una mayoría de casos.
Con un pronóstico medio de éxito de tratamiento en torno al 82%, y con absoluta confidencialidad, tratamos los siguientes problemas sexuales:
Disfunciones sexuales femeninas:
- Deseo sexual inhibido
- Anorgasmia
- Dolor coital
- Disfunción orgásmica o frigidez
- Vaginismo
Disfunciones sexuales masculinas:
- Deseo sexual inhibido
- Disfunción eréctil
- Eyaculación precoz
- Eyaculación retardada
- Reorientación en la preferencia sexual